martes, 14 de junio de 2011

Añoranza.



Donde hubo fuego cenizas quedan, o eso dicen… Aún queda la añoranza de cuando amando éramos simples aprendices.

Recuerdo el olor del incienso mezclado con tu perfume, el sudor de nuestra piel que por el roce se consume.

Tu sonrisa angelical con los ojos entrecerrados, tus susurros, las caricias distraídas de tus dedos tan magos.

Oraciones apagadas, a media luz y a media voz, un “te quiero” jadeante, el unísono de nuestra respiración…

¿Cómo no volver a amar lo que se amó con tanta fuerza? Y ¿cómo no temer que de nuevo algo se tuerza?

Recuerdo tantas cosas que en mi corazón enterré, que temo que me abrume la nostalgia de la que renegué.

Pero donde hubo fuego cenizas quedan, o eso dicen… Y aún queda la añoranza de cuando amando éramos simples aprendices.

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