Señorita.

Señorita, deslícese en mi cama, quiero que sus deseos hagan migas con mis ganas.
Que me haga olvidar a qué hora amanece mañana y el nombre de aquella que se llevó mi alma.
Señorita, siga susurrándome al oído todas esas razones por las que está conmigo.
Por qué ya no podemos, tan solo, ser amigos. Qué es eso que tengo, que le hace perder los estribos.
Señorita, dígame eso que quiero escuchar. El "te quiero" más sincero que haya dicho jamás.
Dígame que, aunque llueva, usted nunca se irá.
Señorita, despierte antes que yo, pero hágalo a mi lado, para así despertarme con un beso de sus labios.
Despiérteme así y agárreme la mano, para saber que no es un sueño, que usted no se ha marchado.
Señorita, perdone mi osadía, pero... Un último favor.
Quiérame, quiérame mucho. Tanto como la quiero yo.