Me miras y piensas que soy capaz de retener el mundo en mis manos, tu corazón confía en que yo hago milagros. Que mi amor es el más puro, el más humano. Que nunca querrías besar otros labios. Confías tu vida a un héroe sin capa ni poder más allá del de amar con todo su ser, dejas tu vida a cargo de aquel que se olvida de crecer, que se tumba a observar el tiempo correr. Dime qué hice para merecer tu amor, dime qué hice para que empezaras a quererme. Dime por qué te gustan las palabras de quien siempre miente, la sonrisa de quien controla lo que sientes, que te colma de atención el lunes y ni te mira el viernes. No sé qué recibes de mí para dejar todo lo que tienes, por qué permites, por qué consientes, por qué me dejas verte, quererte. Y es que no hay duda de mi error, de mi tendencia a tropezar, de que el problema soy yo y yo no podré cambiar… Pero tampoco de mi amor por tu rostro angelical, de que tiemblo con tu voz y nunca te podré olvidar. Que por ti daría mi alma aunque ya no valga nada tras tantas mentiras, y tan pesadas, por ti o por cualquiera de tus lindas miradas. Pero no soy lo que buscas, no soy tu perfecta canción. No soy tu felicidad ni una mágica solución, créeme cuando te digo que no hay problema como yo.
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