viernes, 9 de marzo de 2012

Don't let it go


Se bajó del tren y suspiró profundamente. No sabía muy bien qué hacía allí pero fue decidido al taxi e intentó no pensar en nada más.

-¡No me vas a pillar!

Su sonrisa brillaba más que el sol de agosto que calentaba su piel desde el cielo claro. Aprovechó que él se reía para echar a correr mirando cada poco tiempo hacia atrás para ver si Nik le seguía el juego. Tan pendiente estaba a su retaguardia que tropezó y cayó rodando por la hierba, sintiendo luego el cuerpo de él rodando con ella.

-Parece que sí que te he pillado, ¿eh?

Ane frunció el ceño y apartó la cara enfurruñada cuando Nik se inclinó para darle un beso y él, en vez de molestarse, rompió a reír.

-¿Qué te hace tanta gracia?

Que te da más rabia no salirte con la tuya que caerte al suelo y mancharte la ropa. Ambos rieron después de eso y se fundieron en un beso intenso bajo el sol que ya, poco a poco, iba retirándose tiñendo el cielo de un matiz anaranjado.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando alguien carraspeó detrás de ella. Se giró y su respiración brilló por su ausencia unos segundos durante los cuales siguió con vida gracias al hechizo que provocaban en ella esos ojos grises que la atraparon en cuanto se toparon con los suyos.

-¿No piensas darme un abrazo?

Ane salió de su asombro y se colgó del cuello de Nik, tartamudeando entre sollozos.

-¿Qué, qué haces aquí? Oí que te fuiste a vivir a Londres.

-Y lo hice. Pero ahora estoy aquí.

-¿Por qué?

-He venido a por ti.

-Nikolai, yo… No deberías haber venido.

El chico se quedó blanco. Soltó a Anelka y se apartó, dolido.

-¿Qué he hecho mal?

-¡Nada! Es solo que… Ha pasado mucho tiempo, hace 10 años que no nos vemos y yo… He rehecho mi vida.

Nikolai rompió a reír. La risa de su primer amor llevó a Ane a tiempos mejores, tiempos de alegría, de diversión, de pasión, de amor…

-Si has rehecho tu vida, dime, ¿por qué he podido encontrarte? ¿Por qué estás justo en el lugar donde sabía que estarías?

-No lo sé.

-Yo te lo diré. Porque aún me quieres. Aún me esperas. Aún vienes aquí cada día como hacíamos cuando tu destino y el mío iban de la mano. Porque igual que tú has sido durante diez años mi Sherezade, aquella que me ha mantenido en vilo por las noches con mil y una historias que tú y yo hemos vivido, mi recuerdo no te ha dejado seguir adelante, no ha abandonado tu almohada.

Las lágrimas corrían por la mejilla de Ane. Negaba con la cabeza. No sabía qué decir.

-Sé que no debí irme. Pero he vuelto, he vuelto para quedarme. Para quedarme contigo.

Y sin esperar una respuesta, Nikolai se inclinó, rozando sus labios apenas con una leve caricia, tras lo cual Anelka volvió a colgarse de su cuello, salvando la poca distancia que separaba sus labios pero de repente se separó de él, como si hubiese recibido una descarga.

-Lo siento. Se acabó. Hace diez años que se acabó.

Y salió corriendo, como en aquellas tardes de verano que pasó con él, solo que esta vez no miró atrás ni una sola vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario