lunes, 16 de abril de 2012

Un hermano resentido.


Me despertó de nuevo el sonido de las risas fuera de la tienda, me asomé y vi a todos preparando la comida, mientras Jeremy iba de uno a otro con el ceño fruncido.
-¡Que os juro que era una loba! ¡Y no nos atacó! La acaricié.
-Ahora resultará que eres el nuevo encantador de perros. – Se burló Nathael. Liam soltó una carcajada ahogada y Valerie le empujó, no sin mostrar una imperceptible sonrisa. Salió en defensa de mi hermano.
-No seáis crueles, chicos. Habrá bebido demasiado, ¡para variar!- Jer se mostró profundamente ofendido.
-Para empezar, Nathael, ese chiste ya está hecho. Además, ¡preguntadle a Mike! Él estaba conmigo.
De repente todo el mundo volvió la vista a la tienda y vieron que yo me había asomado. Puse cara de desconcierto, fingiendo que acababa de aparecer y que no había oído nada de nada.
-¡Eh, Mike! ¿Tú qué dices? ¿También te hiciste amigo de una loba salvaje?- Esta vez fue Cam el que habló, estaba tumbado con la cabeza en el regazo de Rachel. Miré a mi hermano algo molesto, no aprende que hay cosas que es mejor no contarlas.
-La verdad es que sí. No sé, quizá fuera un perro de razas cruzadas extraviado. El caso es que parecía una loba y no nos atacó. Dejó que la acariciásemos.
Se oyó un resoplido en el otro extremo del campamento. Rick estaba colocando la leña en orden y estaba bien claro lo que opinaba de mi testimonio.
-¿Tienes algo que decir, Richard? – Espetó Jeremy. Rick, por su parte, se levantó y sin que apenas nos diera tiempo a reaccionar a ninguno de nosotros, ya estaba frente a mi hermano y le asestó un puñetazo en la mandíbula, tirándolo de espaldas. La rabia me cegó y le embestí por un costado, cogiendo carrerilla desde la tienda, tirándolo al suelo también. Estaba a punto de partirle la cara de un puñetazo cuando vi que estaba llorando. Mi puño quedó en el aire y los sollozos de Rick era lo único que se oía en el campamento. Todos estábamos sorprendidos, nunca habíamos visto llorar a Rick.
-Nadie… Ningún… Ser viviente… Puede llamarme Richard. – Me dijo con los dientes apretados y la respiración agitada. – Nadie. Y mucho menos ninguno de vosotros dos.
Se deshizo de mí, apartándome a un lado y se fue hacia el río sin decir nada más.
Sophie me daba suaves mordiscos en el cuello cuando su hermano no miraba y cuando se volvía aparentaba ser la más inocente de las chicas. Me volvía loco. Pero Rick no era tonto.
-Soph, ¿qué le haces a Mike que está así de colorado?
-¿Yooooooo? Pero si no hago nada. Tendrá calor. – Me guiñó un ojo con picardía. Yo tragué saliva.
- Sí que hace calor, sí. – Rick me miró con desprecio.
- ¿Estás queriendo decir que mi hermana te calienta, capullo?
-¡¿Qué?! ¿Qué dices? – Sophie se levantó de mi regazo, donde estaba sentada y le dio un leve empujón a su hermano.
-Anda, Richard, vete de aquí porque me parece que te hace falta relajarte. Llama a Beth, echa un polvo o algo, pero deja a mi novio en paz. – Entonces Rick se fue, sin mirarme siquiera. Cuando Sophie le llamaba así quería decir que estaba realmente enfadada con su hermano y eso a él lo destrozaba.
- ¿Por dónde íbamos?- Cuando se aseguró de que Rick se había ido volvió a mi regazo y me besó con ternura pero intensamente. De la forma en que me besaba cuando quería que la hiciese mía.
-¡Mike, joder! ¡Que te estamos hablando!- Liam agitaba la mano frente a mis ojos.
-¿Eh? ¿Qué?
-Que si tú sabes lo que le pasa a Rick. – Suspiré largamente.
-Pues lo que a todos, Liam. Lo que a todos.


Nota: Disculpad por estar tanto tiempo sin escribir nada, supongo que cuando los ánimos estan bajos es más difícil ponerle ganas, pero os cuento algo seguidores: ¡me van a publicar un relato de este mismo blog! Así que os tengo que dar las gracias por leerme y apoyarme con vuestros comentarios. Es un premio tanto para mí como para vosotros. :)

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