A veces se me olvida cuánto hace que no estás,
Mis manos no tiemblan, mis ojos se secan,
Y ya no temo a la oscuridad.
A veces se me olvida que destrozo lo que toco,
Morfeo me acuna antes del amanecer,
Y deja de doler este mundo loco.
A veces se me olvida mi futuro condenado,
Sueño una gran casa, con perros y un jardín,
Y no creo estar pidiendo demasiado.
Entonces me despierto
con la cara en la almohada,
Con mil sueños clavados en mi pecho desgarrado,
Y mis dedos aferrados al lado frío de la cama.
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