Intentaba conciliar el sueño en mi tienda, pero los ronquidos de Jeremy no lo hacían tarea fácil. Escuché cómo la cremallera de la entrada se abría y me incorporé asustado.
-¡Shh! Michael Julien Tryger, como hagas un solo ruido te mato.- Puse los ojos en blanco y me dejé caer hacia atrás recuperándome del susto. Entretanto Sophie había conseguido entrar y se acurrucó sobre mi pecho, riendo entre dientes.
-Vas a despertar a Jer…
- ¿Qué hay de malo? Donde caben dos… - No la dejé acabar y acallé esa malévola idea que comenzaba a tomar forma en su cabeza besándola con ternura, girando para tenerla debajo de mí. Nos acurrucamos dentro de mi saco de dormir y entre caricias y abrazos recibimos la luz de un nuevo día. Apenas había abierto los ojos cuando los labios de ella rozaron mi frente.
-Mike… Mike… -Quería contestarle pero el sueño me podía, la escuchaba lejos…
-¡Mike! – Recibí una colleja que me sacó de mi ensimismamiento, haciendo que las tiendas sin montar cayesen de mis manos.
-¡Auch! – Me froté la nuca con ímpetu, volviéndome para ver quién había sido. Así encontré a Cameron, con una sonrisa burlona en los labios y preparando un nuevo golpe, el cual esquivé riéndole la gracia. – Supongo que me lo merecía, estaba embobado.
- Ya te digo tío, Jer me contó que estabas algo distraído siempre, pero esto es pasarse, ¿no?
- ¡Bah! Jer no sabe de lo que habla. ¿Dónde están los demás?
-Nathael trae a Rachel, Valerie y Liam más tarde y yo he traído a Beth y Rick, que están ayudando a tu hermano con la leña.
-¿Ha venido Rick? – Un nudo de incomodidad se posó en mi estómago.
- Sí, quería tomarse un respiro… Y tú deberías hacer lo mismo. Aunque estoy seguro de que es tu intención.
- Créeme, lo es.- Cam se acercó y me abrazó antes de girarme de cara al horizonte, donde ya apenas se veía nada en la oscuridad de la noche. Podían adivinarse tenues siluetas de la naturaleza gracias a la luz de la luna llena: los árboles, una lechuza que despegaba de su refugio entre ellos y el riachuelo que empezaba a adquirir un brillo plateado decorado con leves destellos que provocaba el reflejo de las estrellas. De repente Cameron habló.
-No debiste elegir este lugar, amigo. Es demasiado mágico para que no te recuerde a ella.
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